Una vivienda “multinivel” y ciclos del suelo
HAGO Y EXPERIMENTO
Mariana Gutiérrez, juguetona
1/5/20242 min read
Las selvas son un bioma muy especial porque tiene una característica que las hace únicas y uno de mis lugares favoritos. Hay mucha vida en cada centímetro que volteemos a ver, desde muchos centímetros bajo la tierra con las bacterias y lombrices, hasta en las alturas con las aves volando sobre la copa de los árboles. Las plantas en la selva tienen hábitos muy diferentes a las plantas en otros lugares, aquí crecen tanto en la superficie del suelo, como a todo lo largo del tronco de los árboles, colgando de espacios muy chiquititos y también sobre la copa de los árboles altos.
Es como si se hiciera un lugar único para que habiten muchos diferentes animales en cada nivel desde el suelo hasta el cielo, para que cada uno pueda tener lo que necesita sin tener que quitárselo a otros. Y así, también cada uno puede realizar diferentes tareas que beneficien a todo el espacio y los que ahí viven. Esto en realidad pasa en todos los biomas, pero en la selva es muy notorio porque los árboles están llenos de plantas a todo lo largo, tanto que a veces no se logra ver lo café de los troncos.
Hay árboles de raíces inmensas que parecen tablas enormes que salen del tronco hasta el suelo, como las de las ceibas. Árboles muy altos, como la caoba. Lianas muy largas, algunas delgadas y otras muy gruesas que aguantan mucho peso como para que Tarzan y otros simios y animales caminen o cuelguen de ellas sin riesgo a caer, como los bejucos o el pimientillo. Plantas con flores muy hermosas y muy diferentes entre ellas, algunas como las que usamos para decorar las casas como las bromelias, y otras que podemos consumir, como la vainilla. Y así, muchas muchas plantas que invitan a diferentes animales a vivir con ellas.
¡Como si fuera una casa inmensa llena de diferentes personajes con características, gustos y tareas distintas!
Y cada uno de los habitantes de este lugar, tras el proceso de digerir su alimento y al morir, genera una buena cantidad de residuos orgánicos, que en combinación con las características del clima, se crea en el suelo una enorme capa de materia en descomposición. Con lo que da inicio de nuevo el ciclo de los nutrientes, que se parece mucho a lo que nuestro sistema digestivo hace: convertir la materia orgánica en partes más y más chiquitas para que puedan ser absorbidas por nuestra sangre y sigamos teniendo un buen funcionamiento. En este caso, la tierra es quien absorbe esos nutrientes que ahora serán utilizados por otras plantas. Y es muy interesante comprender que no se desperdicia nada, cada uno toma sólo lo que necesita y siempre deja para los demás.
Mayas lacandones frente al tronco y las raíces tabulares de una ceiba (Ceiba pentandra).
Fotografía s. a. obtenida de https://rssindical.mx/2022/07/01/memoria-fresca-24/
Tronco lleno de plantas epífitas en Costa Rica.
Fotografía de Miguel Birdnomad.