Me creí perdida. Estaba conociéndome
RICARDA EL FLAMINGO
Mariana Gutiérrez, adolescente no hace tantos años
Este es un escrito muy personal para aquellas y aquellos que sienten que no saben qué está pasando o qué están haciendo de sus vidas, para quien se siente perdido, que no pertenece o que todo lo que hace no tiene sentido.
Más que hablarles de lo que es la adolescencia y todo lo que se supone que vivimos durante esa etapa de nuestra vida que seguro ven mucho en la escuela, me gustaría contarles un poquito de mi experiencia y como con la perspectiva del tiempo puedo ver otros caminos. Caminos que en su momento quizá no eran una posibilidad viable porque no tuve los referentes para saber que eran posibles, pero que hoy tengo ganas de contárselos por si algo les da curiosidad. Lo escribo también como consejos que le daría a mi Yo adolescente, por si quieren tomar alguno.
Sobre buscar pertenecer y las amigas y amigos: Quise tanto estar pegada a quienes eran llamadas “populares” por poder tener algo de lo que ellas vivían que me alejé mucho de mi verdadera forma de ser. Luego descubrí que me hacía muy feliz jugar con esas personas que llamaban “los raros” y qué bonito saber que nuestra felicidad va más allá de las etiquetas que ponemos.
Traiciones: Esas que creía mis amigas significaron mi primera experiencia de traición. Dolió, me enojé y me sentí chiquita de pronto, más hoy veo que era parte importante de mi historia.
Las eternas comparaciones y competencias: Por lo mismo de la edad, existen y existirán, creo, pero sí me nace decirles que a mi parecer el corazón se expande cuando aprendemos a ver lo que nos gusta del otro como inspiración, como muestra de otras formas posibles de ser, de existir, de hacer. Tomar eso que nos hace únicas y compartirlo, en vez de competir unir fuerzas y hacer crecer algo nuevo.
¿Amigos del sexo opuesto?: Existen. Aunque creo que me aconsejaría a mi misma que más que poner atención a eso, me enfoque en reconocer con quien disfruto pasar el tiempo y en aprender a escuchar y observar todo lo que tengo que aprender de lo bonito que es y hace cada ser humano. En lugar de usar tanto mi tiempo en esas comparaciones y competencias, o en buscar agradarle a quien llama mi atención.
Más adelante aparecerán situaciones “adultas” donde sí será importante darle atención a esos temas y se pueden afrontar de otra forma, como empezar a trabajar, elegir con quién queremos compartir más tiempo de nuestra vida…
Mientras:
¡Juega más, juega mucho! Juega, diviértete mucho, tomate en serio el arte de jugar y vuélvete experta o experto en disfrutar de tu vida, tus amigos, tus juegos. Crea juegos contigo, con otros, en distintos espacios. Que aunque siempre como adultos podemos seguir jugando, un buen día nos damos cuenta, o me di cuenta de que había dejado de jugar “como niña” y no sabía cuándo había sido la última vez. Tocó aprender a volver a jugar. Tú ahora tienes todo el tiempo para hacerlo y descubrir cómo quieres seguir jugando mientras creces.
Preguntar, escuchar y buscar: Son y serán grandes habilidades siempre muy útiles. Para aprender algo que te gusta o interesa, para conocer a alguien, para tener mejor comunicación incluso contigo, para ser humildes reconociendo todo lo que no sabemos, para tener nuevas referencias, inspiraciones, contactos, amistades. Buscar permitiéndote encontrar o No encontrar lo que buscabas. Que el camino nos sorprenda.
Y así como es maravilloso en el camino sorprendernos y cambiar de ruta, también es importante la
Disciplina: Para avanzar con lo que te gusta, para crear una base sólida de rutinas y hábitos que te hagan bien. Para poder ahondar en lo que te interesa. Me encantaría haber sido más constante con lo que amaba hacer porque habría aprendido mucho, pero tampoco te fuerces, tú sabrás cuándo es momento de enfocarte en algo y por qué.
Y de ahí mi consejo más importante junto con el del juego:
Conoce tu propio cuerpo y permítete sentir las emociones: Conocer tu cuerpo, cómo funciona, tus reacciones ante lo que te gusta y lo que no te gusta, lo que te hace sentir grande y feliz, lo que te hace sentir tensa, chiquita y apretada. Así como dejarte sentir las emociones con todas las sensaciones que traen, son dos cosas que no nos enseñan y por acoplarnos a las personas o a los lugares donde estamos, dejamos de prestarles atención. Tu cuerpo y sus sensaciones y emociones, son la única guía que de verdad te puede dar las respuestas que buscas, así que te invito a no solo no desconectarte, sino a observarte más, anotar los cambios.
Tomarás mejores decisiones conectada o conectado a tu cuerpo que sólo poniendo atención al mundo exterior o dejando de ser tú.
Todo eso como un pequeño resumen de las cosas que en algún momento me inquietaron mucho en mi adolescencia, o relacionadas con sentirme muy perdida.
Me causa gracia acordarme cuando era niña de los “adultos” o gente algunos años más grandes que yo diciéndome que entendería muchas cosas cuando creciera. Sentía cómo me irritaba preguntándome por qué creían que yo no entendía o que no sabía de lo que hablaban. Hoy, entiendo. Y porque entiendo, me da gracia también verme diciéndoles a ustedes que en algún momento entenderán y todo tendrá sentido. Pero es cierto.
No estaba perdida. Estaba conociéndome. No estás perdida, perdido. Estás conociéndote. Y te aseguro que aprender a escuchar a tu cuerpo y tus emociones, es una herramienta muy hermosa y poderosa para tomar decisiones alineadas a quien eres momento a momento.
