La alegría es como una lupa
SIENTO Y ORIGINO
Psicóloga Paulina Hernández Cortés, receptiva.
12/28/20232 min read
En ocasiones vemos al mundo muy a prisa, muy por encima. Cuando tomamos la lupa de la alegría y nos fijamos en los detalles, éstos cobran sentido. La lupa de la alegría sirve para magnificar (¡magnífico!), pero también para ver la realidad con mayor detenimiento.
Ver a través de la lupa necesita tiempo y dedicación, para así poder enfocarla lo suficientemente bien y poder ver las cosas con claridad. La lupa de la alegría es una ventana para tomar consciencia de lo que a simple vista pensabas que no había, y descubres cosas que cuando vas a prisa ni siquiera te percatas de su presencia.
Cuando estás observando por la lupa de la alegría, de pronto puedes encontrar a otras personas que también están observando a través de la suya. Eso es la alegría, compartir consciencia, espacio, tiempo, enfoque en los detalles que hacen que todo tenga mayor sentido.
Mirar a través de la lupa de la alegría es como compartir la luz de una vela, por más veces que se comparta, la luz de una vela nunca pierde su intensidad; de igual manera, mientras más se use la lupa de la alegría, los detalles de todo lo que nos rodea, tomarán más valor.
Con la lupa de la alegría se pueden ver las arrugas de una sonrisa, se puede ver el brillo de los ojos, las huellas de dos manos que se juntan, el esfuerzo de los logros, el orgullo de los intentos, el aprendizaje de los errores, lo importante dentro de lo urgente, las pausas en el movimiento, al valor en el miedo, la tristeza en el enojo.
Ver con la lupa de la alegría es una elección, que para algunos se vuelve un privilegio y para otros una victoria ganada. Hay personas que dejan de hacerlo y cuesta trabajo volver a enfocar. Hay momentos en los que la lupa se ensucia, y por más que te enfocas, no logras ver nada. Hay a quienes se les olvida que tienen una lupa.
Todos los días ocurren cosas que pueden ensuciar nuestra lupa de la alegría. A veces ir muy rápido puede hacer que la olvidemos en casa o en algún rincón y nos perdemos de todas las cosas maravillosas a nuestro alrededor. Si has dejado que tu lupa de la alegría se empañe, sólo es necesario tomarse un momento para pausar y usar el trapito adecuado. Recuerda que si no encuentras tu trapito, siempre habrá alguien en el camino que te pueda prestar el suyo.