Cortisol

SOY Y PERTENEZCO

Anestesióloga Paulina Seguí Vizcaíno

4/29/20222 min read

Una cadena de producción

Cuando comemos seso, hígado, huevo, mantequilla, leche, salchichas, jamón, soya, frituras estamos introduciendo dentro del cuerpo colesterol el cual viaja por todas arterias ya que se necesita en varios órganos para producir a partir de él, otras sustancias. Cuando comemos mucho de esto entonces no se usa y se va quedando pegado a las paredes de las arterias, sin embargo, esa es otra historia.

Este colesterol llega a la glándula suprarrenal y ahí, en la corteza, cuando se activa (es decir cuando se prende, por medio de otra hormona que llega desde el cerebro) empieza a producir cortisol. De manera natural cuando abrimos los ojos por la mañana al entrar la luz por la ventana, nuestro cerebro dice : ¡arriba, arriba, hora de levantarse! y nos empezamos a mover, a estirarnos para que nuestras articulaciones se acomoden, a bostezar para recibir más oxígeno, nuestras glándulas suprarrenales comienzan a sacar el cortisol y así nuestro corazón late un poco más rápido y nuestros músculos les llega más sangre y entonces: nos levantamos de la cama.

En el hígado este cortisol saca glucosa rápido para que tengamos energía para movernos y poder preparar el desayuno, que si esta lleno de frutas y verduras, algo de proteína y muy poca grasa, el cuerpo podrá tener fácilmente los materiales listos para poder seguir produciendo el resto del día e incluso la noche, diferentes sustancias. El cortisol conforme pasa el día va disminuyendo hasta dejar de producirse para poder dormir. En un día cualquiera se producen de 15 a 20 mg de cortisol y por ejemplo, cuando nos cortamos fuerte o nos rompemos un hueso puede producirse hasta ¡55 mg!

Este cortisol siempre está listo para ser utilizado ya que cuando nos da miedo algo, nuestro cuerpo recibe esta información como “alerta, alerta me tengo que quitar de aquí” y entonces sale mucho cortisol de las glándulas y así el corazón se mueve más rápido para llevar sangre a todos los músculos y poder correr y también a los pulmones para tomar más oxígeno y que nos alcance mientras corremos. Sin embargo, cuando nuestra mente decide que esa situación es peligrosa y luego nos damos cuenta que …no salimos corriendo, ese cortisol se queda circulando por todo el cuerpo, el corazón se queda latiendo rápido y los pulmones toman más oxígeno y eso nos genera más miedo.

Aprender a autorregularse, recuperar un latido cardiaco y pulmonar normal nos ayuda a que no siga saliendo cortisol que no utilizaremos. Te invitamos a que aprendas técnicas de respiración consciente para lograrlo (en la sección de meditación te enseñamos algunas).

Referencias: Guyton. Medical Physiology. Elsevier 14th ed 2021 pg 955-969.

Colaboración: Estudiante Paulina Vargas, Estudiante Mariana Gutiérrez García