Acompañar y dejarme acompañar

EL REGALO DE IZEL

Paulina Seguí, editora

De niña leí un libro que me gustaba mucho. Se llama “Mamá tlacuache”. Fue la primera vez que escuchaba sobre este animalito y la primera vez que vi a este animal cargar a sus bebés.

Tlacuache es el otro nombre que se le da a las zarigüeyas en México. Un animal con superpoderes, o características que lo hacen único. En náhuatl tlacuatzin significa “pequeño que come fuego” porque la leyenda dice que fue el animal que le entregó el fuego al ser humano.

Se dice que por el fuego se quemó la cola y por eso no les crece pelo ahí, pero eso es sólo parte de la leyenda, lo que es cierto es que es una cola prensil muy fuerte con la que se pueden colgar de cualquier rama.

Además tienen un dedo con el que pueden agarrar cosas, saben nadar, y algunas son inmunes al veneno de serpientes y arañas .

Entre esos poderes, las hembras tienen un bolso especial en el vientre en el que las crías viven durante un tiempo luego de nacer porque nacen muy chiquitas.

El bolso llamado “marsupio” les da el calor y el alimento que necesitan para terminar de desarrollarse hasta que pueden salir y trepar hasta el lomo de su madre. Y aún cuando ya han dejado la bolsa, las crías de vez en cuando regresan a ella en busca de calor y alimento.

Tlacuatzin, robando el fuego para el hombre. Imagen de mafroms7u7 tomada de martesdecuento

Viajan cómodas y calientitas en la espalda de su madre mientras ella trepa árboles y busca comida.

Tlacuache con sus crías dentro del marsupio

Son animales de hábitos nocturnos. Osea que mientras tú y yo dormimos ellas rondan por ahí en las zonas pedregosas en las ciudades o entre árboles y matorrales en busca de su alimento. Comen frutas, hojas, flores y muchos invertebrados. Están tan acostumbradas a estar cerca de la gente en las ciudades, que hasta basura comen (si alguna vez ves alguna en un bote de basura, no te asustes, no hacen daño y seguro estará muy asustada).

9 crías sobre la espalda de mamá
Fotografía de Specialjake obtenida de
lifeder

¿Crees que puedes hacerla sentir mejor de alguna forma? Quizá quisiéramos cuidarlas como si siguieran cerca de su mamá cuando eran pequeñas, cuidarlas como quisiéramos que cuidaran a alguna de nuestras mascotas, cuidarlas como nos cuida mamá o como cuidamos a nuestros hijos…

Pero no podemos cuidarlas porque no las conocemos. Y porque si intentando cuidarlas las encerramos, no permitimos que sigan su vida.

Entonces, mejor acompañarlas.

Acompañar también a nuestros hijos, a nuestros amigos y a nosotros mismos en las diferentes situaciones de nuestra vida.

Acompañar con presencia para que los superpoderes, o las enseñanzas de cada ser o de lo que nos sucede, puedan emerger y sorprendernos.

Porque en la observación, la paciencia y el paso del tiempo aparece mucha información que si escuchamos con amor y atención puede hacernos crecer y apapachar el corazón.

Dejarnos abrazar. Pedir los abrazos y el cuidado que necesitamos y queremos. Conocer lo que nos importa y dejar que nos conozcan.

Acompañar como mamá tlacuache acompaña a sus crías mientras crecen.

Tlacuaches merodeando de noche.
Fotografías obtenidas de Unsplash (izq.) y de Naturalista (der.)